lunes, 9 de agosto de 2010

Kratie

Kratie: el pueblo de los delfines Irrawaddy
Kratie (o Kra-ché como lo llaman allí) es un pueblo a orillas del río Mekong, donde lo único interesante son los delfines de agua dulce que habitan en ese inmenso río que es el Mekong.
Llegamos a este pueblo por la tarde, buscamos alojamiento, buscamos cómo hacer la excursión, dimos una vuelta por aquel pueblo (no había nada) y vimos el atardecer en el río. El sitio no tiene ningún encanto. Y ya puede poner en la guía Lonely planet misa, que lo único que vale la pena es ir a ver los delfines.

Al día siguiente, nos fuimos a buscar algo para desayunar al mercado y de paso verlo. Justo cuando salíamos de la Guest House conocimos a una chica de Vitoria y nos dijo que ella iba hacia nuestro siguiente destino así que medio quedamos en un hotel que le habían recomendado a ella. El mercado olía fatal a carne podrida, pero tenía mucha fruta y verdura. Nos compramos media sandía, que estaba riquísima y nos la fuimos comiendo de camino, en el tuc-tuc que nos llevó hasta el lugar donde habitan estos seres tan especiales.
El camino, entre árboles a los dos lados y casitas, era genial. Y la verdad, es que podríamos haber ido en bici, porque era 1 hora por un camino recto, plano y con sombra, y el poder ir saludando a la gente del lugar.
Cuando llegamos a la taquilla flipamos con el precio: 9$ hasta dos personas y 7$ a partir de tres. Por supuesto, esperamos a que llegara una tercera persona para compartir la barca. Porque el precio sólo incluía el recorrido en barca de una hora y media. Excesivamente caro y turístico el importe, para el nivel de vida de Camboya, y de ese sitio en concreto.
Pero, aparte de tanto bla bla bla… La excursión fue increíble, maravillosa y muy especial.
Estar en la barca y escuchar el respirar de esos mamíferos de agua dulce, primos de los delfines de agua salada pero con el morro redondeado, es una experiencia casi religiosa, jejeje! En serio, es muy bonito poder haber estado allí con ellos. Verlos salir del agua para respirar, escucharlos y ver como expulsaban el agua. Ya el solo hecho de estar en medio del río Mekong, contemplando el paisaje y relajarse en medio de tanta agua, y a parte sabiendo que de un momento al otro puede aparecer un nuevo delfín. Es fantástico!!
Nos dijeron que había como unos treinta y algo en aquella zona, que es la más fácil de poder verlos.
Espero recordar siempre aquella sensación tan emocionante que sentí estando en la casa de los delfines Irrawaddy.

Viaje de bus de Kratie a Ban Lung (Cambodia)

Sentir el aire que entra ferozmente por los ventanales del bus. El oler a verde mezclado con el polvo y con mi propio sudor. Una combinación extraña. El traqueteo producido por los baches del camino hacen que te relajes considerablemente, junto a una buena dosis de pop español: Maga, Lory Meyers, Marlango…
Empieza a llover. Un trueno, dos truenos, más lluvia. Cerramos todos las ventanas. Menos el camboyano de atrás del todo, que va fumando.
Deja de llover. Volvemos a abrir las ventanas. El francés que va detrás de mío, no para de empujar con sus rodillas mi asiento. Intento mantenerme firme y conseguir poder estar reclinada. Desisto. Me voy con Dani a tras. Gana Francia 1-0. No importa, España ya ganó los mundiales. Se lo cedo el triunfo.
El fumador no para de encenderse cigarrillos y hablar por el móvil. A Dani lo quería echar de su asiento, pero por nada del mundo pudo. Se puso-opuso firme. Le salió la vena latina. El bravío español.
Seis horas. Stop. Fin. Destino. Ya estamos en Ban Lung. Vuelve a llover, pero con poca intensidad. Ya sabemos dónde dormiremos, Top tree. Recomendado por Amaia, la chica española (Vitoria) que conocimos esta mañana en Kratie, estábamos en el mismo hotel.
Vamos a dormir en la casita del árbol. Así es este lugar. Escaleras de madera para arriba y para abajo, donde te llevan a las habitaciones. Todo es de madera aquí, madera de la buena. De la que pesa. Y alrededor árboles y plantas. Y el cielo casi lo toco con mis manos, pero no… Entonces, en medio de las escaleras de mi cuarto hay un peluche blanco vivo: Sony, una perrita preciosa. Para mí se llama Mariano (no sabía su sexo a la hora de bautizarla). Mariano mariano, no te pases ni un gramo. Es que quiere morderlo todo. Pero es una delicia, es como un sugus en la boca. Me encanta!
Por la noche, charlando con Amaia en el chill-out del hotel, aparecen dos huéspedes de aquí también vascos y profes como Amaia, y con ellos una pareja de Girona. Hablando hablando me acuerdo de haberles visto en Singapur por la calle, escuché hablar castellano allí sólo a ellos, y él con las mega rastas es peculiar y fácil de recordar. Casualidades de la vida. Y mi memoria.

Excursión al Lago del cráter
Alquilamos unas bicis (por denominarlas de alguna manera). Hacemos un trayecto de 7 km, pagamos 1dólar por la entrada y descubrimos un paisaje maravilloso.
Es un lago muy grande, todo rodeado de selva tropical. Nos damos unos chapuzones. “Dani ten cuidado, no saltes desde ahí”.
“Rosa, eres demasiado responsable”
Al final, hay saltos de todos los tipos. Viene un grupo de niños locales, cómo 6 ó 7, y uno tras otro se empiezan a zambullir. Plas! De bomba, plas! De palillo… Se quitan luego los pantalones mojados y los tienden en la baranda de madera. Ya están lavados y limpios. Siguen con sus juegos.
Andamos alrededor del lago. Encontramos un árbol todo enredado, quien será el enredador que lo habrá enredado. Parece mil serpientes entrelazadas.
A lo lejos entre las ramas, aparace un monillo. Está bebiendo agua del lago.
Nos vamos, estamos cansados ya. Paramos a comprar una coca-cola fresquita. La mujer no habla inglés pero se hace entender. Nos ofrece comida, pero no tengo hambre. Dani sí, como siempre, está hecho un jabalí. Tienen una hija, un bebé, y resulta que se llama Rosa. Qué fuerte! Encima lleva pintadas las uñas de los pies y de las manos rojas, como yo!!
Al final Dani propone comer allí, ya que esta familia está siendo muy amistosa, y hay que aprovechar para relacionarse. Nos invitan a probar una especie de licor de arroz. Consiste en unas tinajas de barro que están llenas de arroz y la cáscara de éste, creo, y se va llenando con agua la tinaja. Supongo que será un destilado, porque sabe a vino, vino flojo. Y se bebe con unas cañas, pero cañas naturales, caña de caña y se absorbe. Está bueno, el dichoso vino arrozona camboyano. Y de tapa: unos cacahuetes fritos con azúcar. Rico,rico!! (como diría Argüiñano). Y el Dani se come unos noodles con verduras.
El camino de vuelta en las cascarras de bici es un horror. Las cuestas nos las hacemos andando, porque no podemos subirlas, estamos petados. Uy! Que pasa una cerda, y es madre!! Mira los cerditos baby…

2 comentarios:

  1. que rutica más guapa no!!

    te ha faltado bautizar a la cerda

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  2. A medida que va pasando el tiempo y los posts, ésto se va pareciendo cada vez más a la peli de Rambo, y los escenarios son exactamente los mismos. Espero que haya fotos del mono y demás animalicos, que es el fin del viaje.
    Nos vemos en el siguiente post, y pronto por aquí.
    ¡¡¡Cuidáos chicos!!!

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